viernes, 19 de noviembre de 2010

Derecho de réplica a Federico Mayor Zaragoza



No me sorprendió el posicionamiento del ilustre Federico Mayor Zaragoza, en su artículo, "Ayudar al pueblo saharahui" tanto por su titular, que por las contradicciones de su contenido.

Cuando el autor denuncia que "desde el término de la “Guerra Fría” y el principio de la “globalización”, -Naciones Unidas- han sido progresivamente marginadas por las grandes potencias", olvida que  fue durante la bipolaridad mundial, que la comunidad internacional se ha encontrado con las manos atadas frente a los numerosos conflictos que se le acaecían.

Estamos solo al principio de una tentativa de multilateralismo, exigida por los pueblos desde el paréntesis de unilateralismo ejercido por la administración Bush y la consecuente invasión de Irak, por supuesta detención de armas de destrucción masiva. Y justamente en este momento el Sr. Federico Mayor, decreta que "la gobernación plutocrática a escala mundial ha sido un fracaso enorme tanto desde el punto de vista económico y medioambiental como político y ético". !Estaríamos pues en derecho de preguntarnos si al Ex director General de la Unesco y Presidente de la Fundación Cultura de Paz, no le convendrían la teorías del Tea Party y sus previsibles consecuencias sobre la Paz en el mundo.  

Es mas, cuando el autor arremete contra los "firmes partidarios en España de un sistema centralista, de un nacionalismo españolista en lugar de federal", me da la impresión que confunde la política interior española con las exigencias del derecho internacional y las reglas de buena vecindad con Estados independientes que nunca han "pescado en aguas revueltas". Todo lo contrario, que siempre han sido respetuosos con la convulsiones internas de los países vecinos.

Todas estas contradicciones con las que el autor pretende introducir su llamamiento de solidaridad con el "Pueblo Saharaui" (lo pongo entre comillas porque se trataría en realidad de un Pueblo que se extendería del Atlántico a mas haya del mar rojo), ponen de manifiesto un desasosiego sorprendente por parte de una personalidad tan destacada y que tiene tanto por preservar en términos de prestigio y seriedad.

Es un hecho establecido, que los gobernantes de España en 1975, estaban abocados a abandonar su "provincia del Sahara" como lo hicieron con su "provincia de Sidi IFni", conforme a la resolución 2072 (XX) del 16 de diciembre de 1965, de la asamblea general de Naciones Unidas que pedía "encarecidamente al Gobierno de España, como Potencia administradora, que adopte inmediatamente todas las medidas necesarias para la liberación de los territorios de Ifni y el Sáhara español de la dominación colonial y que, con este fin, emprenda negociaciones sobre los problemas relativos a la soberanía presentados por estos territorios".

D. Federico Mayor, sabe perfectamente que una potencia colonizadora por la fuerza de las armas, no tiene ninguna legitimidad y menos aún soberanía alguna que traspasar. Lo único que podía hacer era retroceder al país espoliado la "provincia de Ifni", en 1969 y la "administración del territorio del Sahara español" a raíz de la Marcha Verde.

Lamento que el autor haya caído en la trampa propagandística del gobierno argelino y su acólito del polisario, de querer comparar la cuestión del Sahara con la causa justa de Palestina. A mi vez, le pido "encarecidamente" que rectifique porque no hay lugar a comparación o similitudes y que se pregunte por el destino de Sidi Ifni.

A quien corresponde solidarizarse con los ciudadanos saharauis es a Marruecos, cuyos nacionales no difieren de sus conciudadanos del sur del país, que son una y única familia por derecho e historia. Ese es el compromiso de Marruecos, que de la misma manera que defendió su liberación seguirá amparándolos frente a cualquier hegemonía o intromisión ajena. Somos el mismo pueblo y nuestra unidad es inquebrantable pese a quien pese.

No se puede achacar a Marruecos los errores de los gobernantes españoles en una cierta época, que muchos quieren olvidar, ni chochear con hechos históricos verificados. El futuro de los ciudadanos saharauis está entre los suyos, en su tierra y patria que es Marruecos. Tienen desde siempre toda nuestra solidaridad y compromiso con un futuro común, democrático y prometedor.


Abdeslam Baraka
Ex. Ministro y Ex. Embajador de Marruecos en España

19 de noviembre 2010






jueves, 11 de noviembre de 2010

Carta a un Pueblo vecino, que respeto

España y Marruecos son países vecinos que tienen relaciones históricas y privilegiadas y que comparten la responsabilidad de asegurar un futuro de paz, de prosperidad y de entendimiento entre sus Pueblos.

Las relaciones internacionales de buena vecindad se rigen ante todo por la reglas de no injerencia en los asuntos internos de cada Estado y de respeto mutuo con el necesario apego al derecho internacional.

Los últimos acontecimientos en la ciudad del Laayoune, revelaron una vez mas la incongruencia de ciertos medios y sectores que no ven mas haya de un cierto sentimiento de nostalgia y de venganza y que no dudan en aliarse al diablo con tal de saciar un resentimiento primitivo. El diablo en este caso es el polisario y sus mentores que no dudaron en los años setenta en asesinar y atentar contra decenas de españoles civiles, pescadores y obreros cuyas familias siguen luchando por que se reconozcan sus derechos como víctimas del terrorismo.

Marruecos es un Estado responsable y respetable que colabora con la comunidad internacional para zanjar esta herencia de la guerra fría con toda la buena fe y la convicción inquebrantable de defender sus derechos y su integridad territorial. Los que dudan de ello o se erigen en justicieros del mundo, no deben olvidar que cada pueblo tiene sus imperativos y obligaciones y que nada justifica su intromisión en asuntos que desconocen, ni siquiera el interés que podría representar para algunos profesionales del sector, las subvenciones de cooperación y de ayuda humanitaria.

Hasta el momento no he leído ni escuchado por parte de aquellos "justicieros del mundo" ni por parte de sus soportes mediáticos, una sola condena al degollamiento de miembros de fuerzas del orden marroquíes cuyas fotos destacan en los sucesos de  algunos medios de comunicación. ¿Que es lo que puede justificar este silencio culpable cuando la víctima es un servidor del orden? ¿O es que la inconsciencia y la intolerancia máxima pueden llegar a acercar esos "justicieros del mundo" a los métodos unánimemente condenables de al qaeda y de tantas otras formas de terrorismo?

En la cobertura transparente del desalojo del campamento ilegal de Gdeim Izik, cerca del Layoune, queda de manifiesto que las fuerzas del orden intervinieron de manera civilizada y ordenada. Los llamamientos previos, por medio de megáfono, a los interesados para desalojar el campamento después de que sus reivindicaciones sociales hayan sido escuchadas y satisfechas así como los medios utilizados para ello, que no difieren de un ápice de las que se utilizan en cualquier intervención policial en Occidente, demuestran que las autoridades marroquíes actuaron conforme a la Ley y de la misma manera que se haría en cualquier otra parte del País.

Es posible que el campamento de Gdeim Izik podía haber durado mucho mas sin causar mayores problemas como fue el caso del campamento de la Esperanza de los trabajadores de Sintel, que duró desde el 29 de enero al 4 de agosto del 2001, en pleno paseo de la Castellana en Madrid, con la diferencia de que las reivindicaciones de los marroquíes de Laayoune habían sido satisfechas y que los disturbios provocados por los grupúsculos separatistas brotaron la víspera del desalojo policial.

Es obvio que la población que se incorporó de buena fe al campamento de Gdeim Izik, fue retenida a la fuerza por los que acostumbran a aterrorizar a la gente humilde. Los habitantes del Sahara Marroquí recuerdan con amargura como el polisario secuestraba a sus hijos para incorporarlos por la fuerza a sus filas y no se sorprenden de la reedición de métodos propios a verdaderas dictaduras de cuya alianza se jacta el pretendido movimiento de liberación.

Quiero dejar claro mi profundo respeto hacia el Pueblo español que supo como luchar por su bienestar y por la situación destacada que ocupa en el seno de la comunidad internacional. Del mismo modo quiero resaltar el perjuicio que supone para este Pueblo vecino y amigo que ciertos sectores nostálgicos mantengan el anacronismo de un cierto sentimiento de paternalismo, culpa o derrota. 

El Sahara marroquí, Tarfaya , Sidi Ifni, El Norte de Marruecos, Cuba, Filipinas o Guinea Ecuatorial y tantas otras tierras lejanas forman parte de la historia española como lo fue el mare nostrum para Roma. Los tiempos han cambiado pero nuestros brazos se abren al progreso común y a la paz duradera en el marco del respeto mutuo y la solidaridad.

Abdeslam Baraka

Rabat el 10 de noviembre 2010

sábado, 6 de noviembre de 2010

El abrazo de tu perfume

Suave y ligero,
Cuando se expande al albor;
El perfume que te pertenece,
Aquel que anuncia la presencia
Que anhelo, desde mi despertar.

Armonía natural
De un cuerpo y alma,
Que apenas descubre el sutil paso
De la singular persona,
Que acompaña mi vivir.

La espera consentida
Se hace esperanza
Cuando al son del silencio,
Voz del sonido perfecto,
Se me acerca el abrazo de tu perfume.

Pocas son las palabras que escribo
Porque hoy me toca decir
Lo mucho que te quiero.
Deja pues que la flor de tu fragancia
Se acerque a mi tenue suspiro.

Abdeslam Baraka
6 de noviembre 2010

viernes, 5 de noviembre de 2010

Tiempos de frustración e inconsciencia


En nuestros días aprendemos a consumir noticias que hablan de billones de euros dedicados a rescates de empresas millonarias, a financiar gastos militares o simplemente a mantener un tren de vida y de exigencias de estados cuyo apetito parece insaciable. Asistimos asombrados a la degradación del poder adquisitivo de miles de millones de personas, a sus dificultades para recibir cuidados dignos de salud y a sus esfuerzos para mantener su vivienda. Algo que cada día resulta más difícil ante la voracidad de desahucios bancarios.

Nuestra generación se siente decepcionada. Aprendimos y transmitimos en nuestro entorno político y social los valores de Libertad, Democracia e Igualdad. Muchos lucharon por esos principios, otros sólo pudieron apoyar la causa o consentir pero todos pretendían acceder a una vida mejor. En Occidente se comenzó a poner en marcha el Estado de bienestar hasta que las crisis y egoísmos irracionales lo han ido convirtiendo en una especie de Estado de espejismo. En el resto del mundo, pocos son los países que pueden jactarse de haber dado los primeros pasos en ese sentido y muchas son las luchas y militancias que terminaron en cementerios y en cárceles, o simplemente en cansancio y rendición.

Se tiene la impresión de que el sufrimiento fue en vano. Que las entusiastas marchas populares se limitaron a quedar plasmadas en carretes de blanco y negro, mientras los esperanzados discursos políticos del pasado se han perdido en archivos y hemerotecas.

El discurso político, si todavía existe, ha perdido su capacidad de movilización y de persuasión. Se hace cada vez más aritmético, más contable y se confunde en cifras y porcentajes que ahogan cualquier aspiración y voluntad de mejorar la condición de los ciudadanos. No debe ser fácil para los políticos que se respetan, emprender, en la actualidad, una campaña electoral o dirigirse a su electorado en un meeting partidista. Sí han aprendido a manejar de manera brillante los presupuestos, recurrir al lenguaje de déficit y rentabilidad. Se descalifican unos a otros y, en la confusión dominante, es obvio que han dejado de fijarse en la vida cotidiana y de acogerse a su verdadera misión de abrir horizontes y proponer alternativas ilusionantes.

No es bueno que gobiernos y oposición se transformen en gestores de segunda y que las verdaderas políticas sean impuestas por empresas e instituciones transnacionales que se ocupan de sus propios intereses. No importa que el peso de ciertas empresas supere el producto nacional bruto de muchos estados, no hay razón  suficiente para que el poder público falte a sus obligaciones nacionales. ¿No sería más útil que nuestros gobernantes rechazaran ciertas imposiciones externas en contradicción con el bien de la comunidad y utilizaran sus mayorías parlamentarias y su prestigio social para llevar a cabo políticas justas y solidarias? Los pueblos saben comprender cuando se les habla con autenticidad y rigor, pues ellos son quienes padecen las consecuencias.

Esta confusión en las responsabilidades de cada uno se ha extendido a los ciudadanos  que, apoyándose en su condición de contribuyentes, tienden a exigir mucho porque les resulta imposible distinguir sus prioridades y ordenar sus reivindicaciones. Se comprende que resulte difícil para un agricultor tener que esperar una buena cosecha para acudir a cuidados sanitarios o que un obrero tenga que escoger entre sus hijos cual podrá llevar al médico cuando todos están enfermos. Es inhumano que haya personas sin techo o en prolongada situación de desempleo y que no puedan vivir con dignidad y ofrecer a sus familias las necesarias oportunidades. 

En tales condiciones es comprensible que se instalen la desconfianza y el miedo, la desesperanza y el derrotismo ante cualquier posibilidad de recuperar su dignidad personal y profesional. De ahí la tendencia de optar por el interés personal antes que por el general. Es sin duda una situación crítica y casi de supervivencia para gran parte de la ciudadanía.

A estas alturas, no se puede creer que nadie se percatara y corrigiera las excesivas e injustas derivas del modelo de desarrollo económico ultra-liberal, tan infiltrado en el sistema socio-político que llegaron a presentárnoslo como la única alternativa viable.

Abdeslam Baraka
Rabat el 2 de noviembre 2010

CCS